Parnaso

Autobiografía de Angela Davis

La autobiografía es uno de esos géneros que paso de largo, aunque amo como tal la introspección y los libros que más disfruto hacen uso del recurso del monologo interno.

Sin embargo, hay algo que se me hace un tanto odioso en la autobiografías y es ese vago tufillo de egolatría, porque hacer una obra sobre uno mismo, algo de ego debe tener ¿no?

Supongo que son mis traumas infantiles y mi educación católica, como fuera, casi no he leído autobiografías y en sí muy pocas biografías, creo que las historias de vida no me son tan atractivas como lo son las ficciones.

Esta sin embargo había querido leerla desde hace tiempo, porque la figura de Angela Davis se me hace fascinante desde que supe quién era y qué hacía.

¿Cómo se llega a ser activista, cómo se llega a defender de tal manera los derechos de uno que terminas en la cárcel y como la más buscada del FBI, el organismo más atemorizante de la ley de uno de los países potencia mundial?

Parece que el delito de ser negra, mujer y saber lo que vales, es mucho más grave que ser un asesino en serie.

Esas preguntas me rondaban en la cabeza y era, claro fascinante saber las respuestas por la misma autora y no sé si obtuve la respuesta que buscaba pero si obtuve algo.

Cómo todo hay que ponerlo en contexto, Davis publicó el libro en 1974, poco después de su liberación y absolución de todos los cargos absurdamente imputados hacía ella, y cuando la revolución cubana apenas empezaba su camino aparentemente triunfal, la historia luego se encargaría de demostrar lo contrario.

Me pregunto sobre como cambió la perspectiva de Davis después del probado fracaso de la revolución cubana (con todos sus factores implicados, no sólo el bloqueo, también el régimen dictatorial de Fidel y los claros fracasos gubernamentales/administrativos de su gestión y la discriminación reiterada y consentida por el estado a la población LGBT).

Es algo que con un poco de esfuerzo puedo lograr, sin embargo, ¿realmente quiero?   Es una pregunta que me hacía mientras leía el libro, pero que también me podría hacer a mi misma, sobre qué perspectivas han cambiado en mí, como veo las cosas ahora y cómo las vi en mi juventud, digamos a la edad en qué Davis escribió su autobiografía y en el contexto en el cuál se escribió, y es que todas las juventudes parecen estar envueltas en la actividad y el movimiento o ¿es la inercia de esa misma juventud lo que nos hacer verlo así?

Mucho de lo escrito en el libro es valioso, no sólo en la perspectiva personal de alguien comprometido con la lucha antirracista y anti opresor, también en la explicación de un momento único en la historia de un país en un momento de turbulencia global, como lo fue el movimiento por los derechos civiles.

De igual forma Davis expresa comentarios un tanto equívocos sobre Latinoamérica (bien intencionados no me cabe duda), al menos para mí punto de vista y no puedo nada menos que concluir que después de todo, aun siendo mujer y negra, creció siendo estadounidense y privilegiada, en el modo en que igual en México alguien moreno, o indígena, puede acceder a una educación universitaria es privilegiado y desconocedor de otros contextos de tal vez geográficos, socio económicos o de identidad.

Hay que aclarar creo, que nunca he sentido filiación por ningún partido, ideología o persona, creo que jamás he podido identificarme ciegamente con nada porque mi naturaleza es contestaria y crítica, nada me convence absolutamente y dudo de cualquier cosa que lo intente.

Por eso ni soy comunista ni anticomunista, ni pro capitalista pero tengo que vivir (como todos) en él capitalismo y seguir sus reglas explotadoras en franca resistencia, porque si no resistimos nos aplasta.

Y tengo que aclararlo porque en estos tiempos, decir una crítica abierta implica exponerse al linchamiento por los seguidores o los haters de cualquier idea, persona, etc. 

Ser crítico implica poder ver tanto lo bueno como lo malo, pero en este mundo de redes sociales, parece estar hiper simplificado, o se apoya o se está en contra, justo como en los tiempos en que Davis hablaba sobre comunismo y era un crimen más perseguido que el asesinato casi ritual de personas negras, amarillas, morenas, etc, cualquiera no blanco en su país de origen.

O en mi país cuando se habla de Andres Manuel López obrador, la 4T o MORENA, parece que criticar las políticas de gobierno implica necesariamente ser un hater o hablar de lo que está bien en su gestión significa ser un lover (fanático).

Creo que leer a Davis me dejó en lo personal el ejercicio de la auto revisión, saber dónde, cuándo y en qué lugar estoy parada y en relación a lo que dejé atrás y espero en el porvenir, y eso lectores no todos lo pueden hacer, por eso siempre les digo que lean y juzguen por ustedes mismos, nunca se limiten a dar por hecho la palabra de nadie más, saque sus conclusiones.

Lo recomiendo, porque la incomodidad, la agitación y el movimiento son la esencia de la vida, no lean sólo lo que los haga felices, lean lo que les enoje, les revuelva el estomago y les haga preguntarse si hay algo que puedan hacer para cambiarlo.

“Si en un primer momento expresé cierta vacilación ante la idea de empezar a trabajar en una autobiografía, no fue porque no deseara escribir sobre los acontecimientos de aquella época y otros más generales durante mi vida, sino porque no quería contribuir a la tendencia ya ampliamente extendida de personalizar e individualizar la historia. Y, para ser totalmente sincera, mi propia reserva instintiva me hacía sentir más bien incómoda por estar escribiendo sobre mí misma. De modo que, en realidad, no escribí sobre mí misma. Lo que quiero decir con esto es que no medí los eventos de mi propia vida en función de su posible importancia personal. En su lugar, traté de emplear el género autobiográfico para evaluar mi vida conforme a lo que yo consideraba la significación política de mis experiencias. La lectura política emanó de mi labor como activista en el Movimiento Negro y como miembro del Partido Comunista.”

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