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Palabra y Pensamiento

Presencia de Doña Leonor Pérez

En los párrafos de un cuaderno de apuntes, José Martí registró un aserto inmenso por su primor y alcance, señalando: “Toda madre debiera llamarse maravilla. Porque la delicadeza de la naturaleza otorgó a la mujer la capacidad sorprendente de reproducir otro ser en sus entrañas”. En cuanto al amor que el Apóstol cubano profesó por su madre, doña Leonor Pérez, acaso donde mejor se resume es en la dedicatoria suya en una fotografía donde aparece de pie, con un grillete, del 28 de agosto de 1870, escrita en el presidio español al que fue sometido muy joven, anotando lo que sigue: “Mírame, madre, y por tu amor, no llores; si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre espinas, flores”.

No supo de la muerte de doña Leonor Pérez, puesto que falleció el 19 de junio de 1907, es decir, más de una década después que él cayera en combate el 19 de mayo de 1895. Sin embargo, alguna vez dedicó unas palabras que en varios sentidos prefijaron su devoción por la mujer que le dio la vida, confesando“No cree el hombre de veras en la muerte, hasta que su madre se le escapa de entre sus brazos”. Y es que para José Martí el cobijo que brinda el amor materno, de cara a las adversidades que se le atravesaron en la vida, lo llevaron a escribir en 1882: “los brazos de las madres son cestos floridos”. Su valoración de la ternura femenina que alcanza cruces poéticos fascinantes, no impidió que reconociera la igualdad de derechos que tenían las mujeres y los hombres, como los blancos y los negros, al integrar el Partido Revolucionario Cubano en 1892, un moderno organismo político ideado por Martí para conducir la revolución de independencia de su país. En los que quizás fueron los últimos párrafos que escribió a su madre el 25 de marzo de 1895, antes de lanzarse a la Guerra Necesaria, incluye a doña Leonor Pérez en ese ideario de mujer imbatible, al señalar lo siguiente. “Usted, se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y, ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio?” Como en muchos aspectos, el Apóstol cubano pensó y actuó anticipándose a su tiempo.

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