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Hada Verde

Tributo a Panda

Llueve y se te hace tarde, has estado esperando toda la semana ese día, no hay de otra, debes darte un “lujo de influencer”: pides Uber (carítzimo, por cierto) porque, en camión, al centro y lloviendo, nada más no…

Llegas. 

El lugar está a reventar pero ni modo, te aguantas.

Vas a la mesa que te reservaron, oh sorpresa, ya está ocupada, “quesque” la tuya sólo era para dos personas y, a falta de espacio y con dos sillas sobrando, pues no te queda de otra que compartir con una parejita que te tapa la vista, sólo esperas a que llegue tu “compa” para no estar tan solx. Tarde, pero llega y ya, se ponen a intentar platicar por encima del parloteo de los dipsómanos reunidos alrededor.

Tú no tomas, tu compa tampoco, se la pasan con Coca Light, agua simple y unas papas a la francesa. Pasan minutos interminables en lo que esos Malaventurados tratan de instalarse, un poco de distorsión por aquí, unos acordes desafinados por allá y listo, se instalan en ese microescenario con lucecitas de Navidad como fondo.

Canción de prueba, I Dont´Love You, no era la que esperabas escuchar pero es una grata sorpresa aunque el vocalista no se sepa la letra, así que terminas satisfechx porque igual la cantas tú y tu compa, dos personas despechadas y tristes que intentan despejarse un poco de ese cruel universo que es el amor no correspondido… ¿No es por eso por lo que has ido? Sabías de antemano que cantarías tu odio ese día pero, again, esta canción es… bueno, especial.

Ahora sí, empieza por lo que has venido, cantas esas palabras que salen cuando [algo] no es como debiera ser, cuando tienes malos pensamientos y buscas procedimientos para llegar a un común acuerdo. Life is great.

Afuera se llueve, así que un mar de gente abarrota el abarrotado lugar. Narcisista Artificial y no hay vuelta atrás: la música se ha apoderado de cada alma, es más, hasta los meseros cantan y bailan mientras despachan trago tras trago; es un milagro que las frías no se caigan de sus bandejas.

Momento final de la noche, porque no va a terminar con una explosión, sino con un gemido: prenden las linternas del celular (porque ya nadie fuma en interiores y los encendedores son un riesgo real de incendio) y los mueven como si esa última canción fuera el cierre de sus vidas: una escena lenta, desvaneciéndose con los últimos acordes musicales.

La escena postcréditos de aquella velada tiene un tono alegre: fotografías con los integrantes, intercambio de números, ambiente cálido y luminoso donde todo mundo fue joven otra vez. 

Pagan (no sin antes recibir una mirada con cejas arqueadas ante la falta de cerveza en esa cuenta) y salen a la humedad del centro, lleno de charcos que destellan con las luces, parten caminos y tú te internas en la noche sin mirar atrás.

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